Es un edificio imponente que, a su vez, ha sabido mimetizarse con el entorno privilegiado de la plaza de las Flores incorporando los elementos más característicos de la arquitectura tradicional andaluza. Son un ejemplo el predominio del color blanco, huecos verticales, cubiertas de teja curva árabe, las molduras decorativas, los balcones y rejas y, por supuesto, sus dos magníficos patios, creados para la organización interior de los espacios, uno interior porticado como vestíbulo principal alrededor del cual se disponen las habitaciones y otro abierto para la iluminación y ventilación del edificio.